Construido a
finales del siglo XVI con arreglo a un trazado en forma de parrilla en memoria
al mártir San Lorenzo. Lugar de retiro del rey místico Felipe II en un
principio, el monasterio fue en los últimos años de su reinado el centro del
poder político de este monarca, el más poderoso de su época.
El 2 de noviembre
de 1984, en coincidencia con la celebración del cuarto centenario de la
colocación de la última piedra, el Comité de la Unesco, reunido en la
ciudad de Buenos Aires, inscribió el
Monasterio en la Lista del Patrimonio de la Humanidad, como El Escorial:
Monasterio y Sitio. Esta figura incluye el Monasterio y otros la Casita del
Príncipe o Casita de Abajo. Se construyó entre 1771 y 1775, a partir de un
diseño de Juan Antonio de Villanueva y
de Montes (1739-1811) uno de los arquitectos más importantes del neoclasicismo
español. Está declarada Bien de Interés Cultural desde el año 1931.
Fue erigida como
pabellón de recreo para uso del rey
Carlos IV de España, por entonces
Príncipe de Asturias, como
heredero de los Reinos de Castilla y de
León, con origen en 1388, no muy lejos de su enclave se encuentra la Casita del Infante o de Arriba, obra también
de Juan Villanueva. Se llevó a cabo entre 1771 y 1773, destinada para el
infante Gabriel de Borbón y Sajonia
hermano de Carlos IV y Fernando IV de Nápoles, hijo de Carlos III de Borbón. Ha
recibido como sobrenombres el Político y el Mejor Alcalde de Madrid.
Situado en San
Lorenzo de El Escorial, ocupa una superficie de 33.327 metros cuadrados, sobre
la ladera meridional del monte Abantos, a 1.028 metros de altitud, en la Sierra
de Guadarrama.
El Monasterio de
San Lorenzo de El Escorial fue promovido por Felipe II, entre otras razones,
para conmemorar su victoria en la batalla de San Quintín, entre las tropas
españolas y el ejército francés el 10 de agosto de 1557, festividad de San Lorenzo. Fue uno de los siete diáconos de
Roma. En julio de 1559 Juan Bautista de Toledo fue llamado a España por Felipe
II para realizar toda una serie de obras de gran importancia para la realeza
española.
Esta batalla marcó
el inicio del proceso de planificación que culminó con la colocación de la
primera piedra el 23 de abril de 1563, bajo la dirección de Juan Bautista de
Toledo. Le sucedió tras su muerte, en 1567, el italiano Giovanni Battista
Castello y, posteriormente, su discípulo Juan de Herrera. La última piedra se
puso, el 13 de septiembre de 1584.
Las medidas del
rectángulo de la planta, según señalaba José Martínez de Espinosa el en 1605,
son 205x162 metros. La altura total del punto más elevado de la cruz tomada con
respecto al pavimento de la iglesia es de noventa y cinco metros. La
arquitectura del Monasterio la planta rectangular con sus cuatro torres en las
esquinas, típica de los sobrios alcázares castellanos de piedra, la
arquitectura clásica italiana en la basílica y las portadas y los típicos
tejados apizarrados flamencos.
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